Jorge Hernández Fernández: Elena Delle Donne: un mito hecho a sí mismo, y una hermana ejemplar. Te contamos su historia
Para empezar, lo más impactante. Es Elena Delle Donne, y en este vídeo que ha hecho con Nike y junto a su hermana entenderás muchas de las razones por las que la consideramos un mito.
The inspiration for all of my choices. With Lizzie carrying me, I can do anything. #justdoit @Nike pic.twitter.com/4yiw7iroLF
— Elena Delle Donne (@De11eDonne) November 27, 2019
Un modelo a seguir, que lo es también fuera de las canchas. Drafteada por las Chicago Sky de la WNBA en 2013 (número dos), llegar tres años después a las Washington Mistycs, una franquicia que hasta entonces sólo acumulaba malas noticias en la liga, supuso un doble reto para ella, a la vez que estaba más cerca de casa (a una hora de Wilmington desde la capital). Si bien podía construir una franquicia ganadora (como ha hecho) sus desafíos iban también en los social, y sobre todo, solidario.
Lizzie, su hermana mayor, tiene parálisis cerebral y padece sordoceguera, y es el mayor estímulo de Delle Donne. De hecho, hace años renunció a seguir formándose en la Universidad de Connecticut (todas las escuelas se pelearon por ella por sus facultades deportivas y académicas, siendo también una gran jugadora de Voleibol) para cuidarla y ahora ha jugado con unas zapatillas especiales en su honor: «Una de las grandes lecciones que me ha enseñado Lizzie es que la comunicación es mucho más que palabras. Dar a alguien un gran abrazo en muchas ocasiones es más efectivo que todas las cosas que puedas decir», le contaba a The Players Tribune. En honor a ella creó una ONG dedicada a niños y niñas con discapacidad.
Su vida personal no es ningún secreto. No oculta su homosexualidad (la reveló en la prestigiosa revista Vogue) y lo hace con orgullo, luchando por los derechos e igualdad de poder amar a quien quieras. Su enlace con Amanda Clifton fue catalogado como la boda del año por The Knot en 2017. Algo inaudito hasta el momento.
Y en la cancha, una jugadora imparable
«No la vamos a descubrir, tiene muchísima calidad y un montón de recursos técnicos ofensivos que hace que sea muy difícil de defender. Además no sólo es talento, sino que también tiene un físico importante», nos comentaba Laura Gil, una de esas jugadoras que bien sabe lo que significa luchar y esforzarse por conseguir algo. Sus cualidades hacen que sea un ejemplo de perseverancia. Quizá pueda inspirarse cada semana en Elena Delle Donne.
Hablamos, en la actualidad, y con las distinciones en la mano, de la mejor jugadora del mundo. Su condición de MVP en la WNBA así lo avala. Un premio refrendado con algo mucho mayor logrado el pasado 10 de octubre. Esa fecha, todo lo vivido mediante la diversión y el sufrimiento, cada gota de sudor derramada o cada hora de trabajo empleada en mejorar el más mínimo detalle, cobró sentido.
Ser campeona de la WNBA es un logro supremo que sólo algunas pueden presumir de lograr. Y seis años después de su llegada a la liga, Elena Delle Donne ya puede llegar a casa y sentarse en el sillón para saborear con calma las mieles del éxito tras toda una vida diseñando en su cabeza la forma de alcanzarlo.
Porque eso es lo que ya ha conseguido alguien que trasciende mucho más allá de lo meramente deportivo. Hace apenas unos meses (el 5 de septiembre) la estrella nacida en el condado de Delaware cambiaba de década. Los 30 son los nuevos 20 lo llaman. La estadounidense, desde luego, debe de estar de acuerdo con nosotros por lo que le ha traído llegar a la treintena.
Un currículum de locos de Elena Delle Donne
A esta edad, Delle Donne acumula un palmarés individualmente que nos abre la boca, y no nos la cierra: dos distinciones de MVP (2015 y 2019), seis presencias en el All-Star, tres en el mejor equipo de la competición, fue rookie del año, ha liderado la liga en anotación… y este año, en regular season, consiguió algo nunca visto en el género femenino.
Para que se hagan una idea de lo que le vamos a contar, tan sólo ocho jugadores de la NBA han podido cruzar la barrera del club ’50-40-90′. Es decir, registrar al menos un 50% en tiros de dos (ella llegó hasta el 51,5), un 40% en triples (43) y un 90% desde el tiro (alcanzó un fabuloso 97,4). Leyendas de la talla de Steve Nash o Larry Bird son algunos de los privilegiados que lo han conseguido. Es decir, mitos.
Pero este texto del que hablamos va de eso. De hablar de un mito. Porque, aunque a buen seguro aún le queda mucho camino por recorrer, la alero alcanza esa denominación por lo conseguido pero sobre todo por lo que ha tenido que sobreponerse para alcanzar.
Laia Palau: «Una especie de Dirk Nowitzki reciclado»
¿Una definición de Delle Donne? Quizá la mejor la acerca otra grande entre las grandes, la base del Spar Citilyft Girona Laia Palau: «Es la elegancia personificada. Una especie de Dirk Nowitzki reciclado», versa sobre ella la internacional, que sufrió su rendimiento en carnes propias en finales de Juegos Olímpicos o Mundiales, entre otros grandes momentos.
Allí Elena Delle Donne supo dar un paso a un lado, y adaptarse perfectamente a un rol en el que no era la gran estrella del equipo americano. Lo hace con naturalidad. En las finales WNBA en las que consiguió su gran sueño, el anillo, su compañera, la belga Emma Meesseman, fue MVP. Delle Donne disminuyó su rendimiento pero apareció, y de qué manera, en el quinto y decisivo encuentro (21 puntos y 9 rebotes).
Lo hizo con dolores. Los que lleva sufriendo gran parte de su vida. La estrella de las Washington Mystics tuvo que perderse casi al completo el segundo partido de la serie por el título ante las Connecticut Sun y jugar el resto de la eliminatoria con tres hernias discales en la espalda. Cuidado, tres. A eso le tenemos que sumar que juega con protector facial (tiene la nariz fracturada), y que su rodilla no funciona a pleno rendimiento por la lesión en las finales de 2018. Sin embargo, nadie ha conseguido alejarla de su gran reto además como jugadora más valiosa de la campaña. Hablamos de una superheroína.
Alguien que casi roza lo no humano. Sus condiciones como jugadora, capaz de jugar de cara y de espaldas, estructuran perfectamente a la jugadora moderna. No la podríamos poner una etiqueta de jugadora ya que no la tiene. Hace de todo. Posiblemente por lo que ha tenido que superar en su día a día.
Te contamos más problemas que Elena Delle Donne convirtió en soluciones: desde hace casi una década (2010), ha tenido que adaptarse a una nueva vida: padece la enfermedad de Lyme. Una afectación que acrecienta los dolores en los músculos o articulaciones y le provoca disfunciones en el sistema nervioso.
Son sin duda piedras en el camino que a muchos le podrían afectar en su carácter e incluso en su forma de comportarse en la cancha. Pero a la americana la han hecho tomar un sentido inverso y ser admirada por sus rivales. Laura Quevedo, actual jugadora del Araski y que estuvo en los Juegos Olímpicos de Río en 2016, sólo puede articular palabras de admiración: «Es muy elegante. Siempre la he admirado como jugadora, y jugar contra ella fue como un sueño. Muy educada en la pista, un ejemplo».
Fuera de la pista, más grande aún
Por tanto, no podemos equivocarnos considerando que Delle Donne casi se ha rediseñado. Alguien que, lo que tiene, lo merece. Por su esfuerzo y tenacidad. Por sus ganas de vivir. Y de conseguir. No sólo para ella, sino para los demás. También es escritora de libros. Hace un año publicó unos cuentos infantiles llamados Elle of the ball, y antes también sacó a la luz una autobiografía denominada My shot. «Me encanta leer libros, así que ví la oportunidad de contar mi historia con la esperanza de inspirar a los más jóvenes».
Desde luego, su vida da para escribir uno. Y el que lo haga, puede estar bien orgulloso, porque su historia bien merece ser contada. Un mito, sin lugar a dudas, hecho a sí mismo.
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