Jorge Hernández Fernández: Baloncesto en tiempos de crisis, por Mariano Galindo

En la carrera de Historia, lo que muchas veces te enseñan es que la gente que vive un momento trascendental para el devenir de la humanidad no suelen ser consciente de ello cuando todo sucede. Es decir, los cambios históricos se han cimentado en procesos de décadas, nada ha sido ciertamente de la noche a la mañana. En la Paz Armada que aguardó a la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, el pueblo en general no era capaz de darse cuenta de que estaba delante de la antesala del horror. Y cuando estalló el conflicto armado, alrededor del júbilo en los reclutamientos y del ansia por ir a un frente que soñaban sería pan comido, pocos pudieron pensar que la tragedia se iría hasta los cuatro años, que iban a desaparecer imperios, que el orden mundial se iba a ver destrozado. Decía un famoso profesor que el mundo no se acostó el 11 de octubre de 1492 en la Edad Media y se despertó el 12 de octubre de 1492 en la Edad Moderna, con el descubrimiento de América.

¿Por qué os cuento todo esto? Porque estamos ante algo distinto, ante algo que se ha fraguado en apenas unos meses y que ha puesto patas arriba la vida. Y al baloncesto también. El coronavirus empezó como una anécdota lejana, para nosotros, radicada en China y ahora nos ha secuestrado a todos en nuestros hogares en cuestión de semanas. No ha perdonado a nada ni nadie, no ha entendido de clases ni de sectores. Y ha sido tal su impacto, es tal el daño que está haciendo, que por supuesto el baloncesto no podía quedar indemne. Seguramente, porque algunos somos así, el drama definitivamente se puso sobre nuestras cabezas cuando ese 11 de marzo de 2020 el partido entre los Jazz y los Thunder no arrancó. La NBA se suspendía sin fecha fija de retorno, si es que la hay.

La capacidad de reacción de la Liga, que no titubeó en frenar la competición en cuanto conoció el positivo de Rudy Gobert, fue la mejor decisión posible. Quizá llegó tarde, pero en cada uno de los los confines de la Tierra se está demostrando que este virus nos ha pillado completamente desnudos. A la NBA, y al deporte en general, se han unido casi todas las ligas del planeta, la ACB, las competiciones FIBA, la Euroliga… Suspendidas o canceladas, el caso es que el baloncesto, como todo, se ha frenado en seco. Por supuesto que no es la primera vez que esto sucede, pero el hecho de que algo así haya estado vinculado, en gran medida, a conflictos bélicos, nos hace ver la dimensión de lo que estamos pasando ahora. Lo desconocido, en cierta manera. Quizá esta vez sí, a diferencia de lo que enseñaban en la carrera de Historia, nos estemos dando cuenta en tiempo real de la que tenemos encima. Y el basket, dentro de la cosa más importante de lo menos importante, puede servir como buen indicador.

ABL o Copa de España, casos ‘prehistóricos’ de los primeros parones

El baloncesto estaba tan poco arraigado en el mundo para la I Guerra Mundial que el frenazo que supuso el conflicto bélico no tuvo reseñas importantes en el mundo de la canasta. Ni siquiera incluido en el programa de los Juegos Olímpicos, la cancelación de la edición de Berlín 1916 no afectó a una disciplina cuya única aparición hasta la fecha en los Juegos había sido, como deporte de exhibición, en Sant Louis 1904. Tampoco la Gripe Española de 1918 trastocó de manera notable a este deporte y sí hizo más estragos, por ejemplo, en el hockey hielo y en las Finales de la Stanley Cup de 1919, canceladas antes del partido decisivo porque muchos de los participantes cayeron enfermos en incluso uno de ellos, el jugador Joe Hall, encontró la muerte pocos días después.

En la década de los 20, de los felices 20, la ABL estadounidense se convirtió desde 1925 en la primera liga profesional meridianamente seria, siempre que entendamos que para los jugadores era un trabajo precario donde en mitad del torneo un jugador podía cambiarse de bando simplemente porque otra escuadra le pagaba más. Sostenida con alfileres, el primer proyecto de profesionalizar el baloncesto en los Estados Unidos sucumbió ante los efectos del crack de 1929. El daño tardó en llegar, pero el parón se produjo en las temporadas 193132 y 1932-1933. Luego renacida, en los años 40 vio cómo los Baltimore Bullets no se presentaban a jugar las Finales por no estar de acuerdo con la fecha de las mismas y prefirieron acudir al World Basketball Tournament. Por cierto, estos Bullets se unirían luego a la NBA y serían el único equipo de siempre en desaparecer tras ganar un anillo.

El baloncesto no podía quedar indemne del daño que ha causado el coronavirus

En España, el baloncesto había entrado en escena en 1921 de manos del escolapio Eusebio Millán. Pero no fue hasta 1933 cuando celebraría la primera Copa de España, a la que costó el arraigo. Primero, en 1934, curso cancelado por un boicot de los equipos catalanes, que se quejaban de lo sucedido en el estreno copero de 1933, con malos arbitrajes y pistas de barro donde no se podía botar la pelota, como bien narra Carlos Jiménez en su obra ‘Historia del baloncesto en España’. Y luego, por la Guerra Civil (1936-1939), tras la cual todo reapareció bajo el nombre de Copa del Generalísimo.

El basket se para en Europa… y en el mundo

Para ese 1939, el baloncesto ya había vivido su puesta de gala oficial en unos Juegos. Fue en Berlín 1936, los Juegos de Jesse Owens, los de Adolf Hilter y su demostración de fuerza, de lo que estaba por venir. Estados Unidos ya demostraba estar al frente del basket mundial y derrotó en la final a Canadá por 19-8. Que eran otros tiempos, que era la prehistoria, quedó claro al ver la cancha donde se celebró la final: de arena y al aire libre, bajo la lluvia. A esos Juegos de Berlín 1936, celebrados en agosto, debería haber acudido España, pero el inicio de la contienda civil días antes imposibilitó su presencia. El deporte, la vida en española, se había detenido el 18 de julio de 1936. El Viejo Continente y el mundo en general tardarían un poquito más en llorar. A España le dio tiempo a ser plata en el primer Eurobasket de la historia, celebrado en 1935. Sin presencia en las citas de 1937 y de 1939, la llegada de la II Guerra Mundial (1939-1945) detendría la celebración de cualquier Eurobasket hasta 1946.

Estamos ante un hecho sin precedentes, ante un futuro que no sólo depende de tus decisiones

Los Juegos Olímpicos retomarían su idilio con la canasta en la primera edición celebrada tras el drama bélico. Fue en Londres 1948. La capital británica era la sede de la no celebrada edición de 1944. Tampoco hubo Juegos en 1940. Como anécdota señalar que el mal fario ya persiguió a Tokio, anfitrión a priori de unos Juegos a los que hubo de renunciar en 1938 por su guerra contra China. Helsinki, elegida como sustituta, tampoco pudo llevarlo a lo cabo por las obvias razones bélicas El baloncesto olímpico retornó en Londres, con Estados Unidos como campeón ininterrumpido hasta los tristes Juegos de Múnich 1972 y aquella final polémica perdida ante la URSS. Desde entonces, el basket no ha causado baja en los Juegos Olímpicos, más allá de matices como los boicots de Moscú 1980 y de Los Ángeles 1984. Ahora, el hecho de que los Juegos de Tokio se trasladen a 2021 supone una alteración en el ritmo histórico de los Juegos y del basket, pero visto el panorama podríamos considerarlo un parón menor, un mal asumible en toda esta batalla que vivimos.

La NBA, ante el mayor abismo de su vida

Lo decíamos: 11 de marzo de 2020, la liga decide parar ante el caso de coronavirus de Rudy Gobert. Sin fecha de retorno cuando se escriben estas líneas, pero con el escenario de septiembre para el final de la temporada como límite, la liga se encuentra ante un hecho sin precedentes, ante un futuro que no solo depende de sus decisiones, sino de la salud mundial y de la evolución de esta pandemia.

No, no es la primera vez que la NBA frena en seco. ¡Pero es todo tan diferente a otras ocasiones!. Asistimos a un hecho único, porque jamás vimos que la liga se detuviera con la temporada ya iniciada. Y el fantasma de la primera cancelación de su historia ronda los despachos de las franquicias.

Esa Espada de Damocles estuvo en otras ocasiones sobre la NBA, pero siempre antes de iniciarse el curso. Los cierres patronales, que paralizaron los inicios de las campañas, estuvieron cerca de llevarse por delante la edición de 1998-99, resuelta in extremis en enero de 1999, y la de 2011-2012, aplanada la situación un poco antes, en diciembre de 2011. En ambas ocasiones, las pérdidas fueron mayúsculas, los calendarios terminaron recortados pero al fin y al cabo todo era, qué tiempos aquellos, una disputa entre jugadores y la liga. El lockout nos suena a canto celestial comparado con la situación actual, donde nadie se puede sentar a negociar con el coronavirus.

Se están planteando tantos escenarios que se puede llegar a pensar que la liga, si se mete a presión en el calendario estival, puede no volver a ser lo que lo era. La idea de algún propietario, como el de los Hawks, de una competición celebrada de diciembre a agosto se puede convertir en real por culpa del coronavirus. ¿Mejor o peor? No lo sabemos, pero sí diferente. Quizá.

La ACB y su primera final no terminada y otros casos no necesariamente económicos, bélicos o pandémicos

Parece que casi siempre el basket históricamente ha parado solo por razones de salud, por cuestiones económicas o por conflictos bélicos. Y no. Así, la primera liga ACB la ganó el Real Madrid por 2-1 en el global de la serie. Aunque el último duelo se lo llevaron los blancos por 2-0… Y es que el FC Barcelona, que había forzado el 1-1, no se presentó al duelo decisivo. En ese segundo choque de la serie, celebrado en el pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, una tangana entre Mike Davis, Juanma López Iturriaga y Fernando Martín se saldó con la sanción de 6 partidos para el primero de ellos, 3 para Martín y una multa económica para Iturriaga. El Barcelona, que llegó a amenazar con disolver la sección de basket tras lo sucedido, decidió no acudir al tercer y decisivo partido, también en Madrid. De hecho, la misma mañana posterior al 1-1 la plantilla había puesto rumbo a la Ciudad Condal. Mientras, en el luego llamado Raimundo Saporta, los colegiados Hernández Cabrera y Herrera esperaron los 15 minutos de rigor y superados, dieron como ganador del partido y en consecuencia de la ACB al Real Madrid.

La ACB, en su año de debut, vivió una conclusión con demasiada zozobra. No volvería a suceder, aunque amenazas hubo de un parón o de una alteración de la competición. Diversas huelgas de jugadores, alrededor casi siempre de la cuestión del límite de extranjeros, se levantaron a tiempo para no alterar el ritmo. Incluso hubo un parón de árbitros, sí materializado, aunque resuelto a tiempo. Sucedió en la campaña 2009-10, cuando los colegiados fueron a la huelga para defender su deseo de ser profesionales de verdad. No arbitraron en la última jornada de la Temporada Regular, por lo que la ACB tuvo que llamar a árbitros extranjeros para ese envite, solucionado después justo antes del inicio de las eliminatorias por el título.

El baloncesto siempre ha demostrado una tremenda capacidad de superación, progreso y adaptación

Otra guerra, un pabellón que no llega a tiempo para un Mundial o un calendario demasiado cargado. Los Mundiales de baloncesto se salvaron de toda la barrida bélica porque no vieron la luz hasta 1950, en Argentina. Programados cada cuatro años, sí se respetó la edición de 1954, en Brasil, pero no sucedió lo mismo con la III Edición, que se debería haber celebrado en Chile en 1958. La falta de un pabellón construido a tiempo para la cita pospuso la pelea por el cetro mundial a 1959. En esa década de los 50 un país recién nacido y con un buen poso baloncestístico como es Israel canceló su edición de la liga 1955-56 por la Guerra del Sinai.

Los diferentes conflictos armados, de mayor o menor duración, a los que hizo frente Israel igualmente supusieron cancelaciones de algunas ediciones del torneo de Copa en esa década de los 50, pero también en la década de los 60 y 70. Y por último, y quizá para comprobar lo poco que interesa el baloncesto en ciertos sectores y culturas, un ejemplo algo quijotesco.

Los Juegos de la Commonwealth, de marcado tinte británico, sólo acogieron el baloncesto en su programa en las ediciones de 2006 y de 2018. Para 2010 también estaban en agenda, pero lo denso del calendario hizo que la FIBA lo anulara. Ojalá todos los problemas que vivimos ahora fueran por un calendario muy cargado. No obstante, al ritmo que la humanidad ha sabido salir de los peores envites, el baloncesto ha demostrado una tremenda capacidad de superación, progreso y de adaptación. Y en esta crisis vuelve a tener un gran reto por delante.

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