Jorge Hernández Fernández: Quino Colom tiene las llaves de una España que ya no vive tan desahogada
Bielorrusia, 31º del ránking europeo masculino, dio un susto a España este viernes en la tercera jornada de la clasificación para la Copa del Mundo 2019. La selección española ganó (82-84), pero lo hizo con muchos apuros. España sigue invicta en las ventanas FIBA, pero ya conoce de primera mano que la clasificación será cualquier cosa menos un paseo.
La primera ventana sirvió para espantar los miedos y dejar claro que estos jugadores, heridos por algunos comentarios, están capacitados para llevar esa camiseta y guiar a la selección en ausencia de los más habituales. La segunda, con esa base y sin el gran rival del grupo, Eslovenia, en el horizonte, debería servir para profundizar en las dinámicas creadas en noviembre. En teoría, la España de estos dos partidos debería ser un equipo más hecho, pero lo visto en Minsk no fue eso. Sufrió casi hasta el último segundo. Fue muy irregular y dejó que un equipo como el bielorruso, con muy poco, se le subiera a las barbas.
Sergio Scariolo le ha dado las llaves del equipo a Quino Colom, base del UNICS Kazán. Fue el jugador más utilizado contra Bielorrusia, con casi 24 minutos, y el que más tiros lanzó (11). No estuvo acertado (3/11), pero acabó siendo el máximo anotador (17 puntos) gracias a los tiros libres (9/11). Junto a él destacaron Fran Vázquez, con 14 puntos y 6 rebotes, y Javier Beirán, que debutaba con la selección absoluta.
El debut estelar de BeiránEl alero del Iberostar Tenerife llevaba muchos años esperando ese momento, y no lo desaprovchó. Salió desde el banquillo en el primer cuarto y clavó tres triples seguidos. En la segunda parte anotó otro más para cerrar el encuentro con 14 puntos sin fallo desde la línea de 6,75. Su compañero en Tenerife, Rodrigo San Miguel, también destacó en su debut con 8 puntos y 5 asistencias. Sergi Vidal anotó 10 y Xavi Rabaseda se quedó en 9. Lo más veteranos, por edad o por experiencia en la selección, fueron los que sacaron las castañas del fuego.
No es una situación fácil la que tiene Scariolo. Por un lado tiene una opción inmejorable para ir dando entrada a los jóvenes que tienen que tomar el relevo en la selección. Pero por otro, hay demasiado en juego y puede que sea demasiado para esos jugadores. No es sencillo jugar un partido contra Bielorrusia, un equipo sin nada que perder, con jugadores desconocidos y con muy pocas referencias. Entre Aliaksandr Kudrautsau y Vitali Liutych, con el nacionalizado Devon Saddler en la dirección, se las apañaron para recortar todas las diferencias superiores a 10 puntos que tuvo España y conseguir que el partido llegara igualado hasta el final.
España ganaba 71-83 a tres minutos y medio del final, pero solo anotó un tiro libre más antes del último bocinazo. Los fallos visitantes sucedían a los aciertos locales, y así se llegó a los últimos segundos. Con uno abajo (82-83) y ocho segundos para el final, Bielorrusia hizo falta, pero le pitaron antideportiva. Aunque Colom solo anotó un tiro libre, ahí acabó el partido.
La selección ha cambiado de apellidos. Ya no son Gasol, Rubio, San Emeterio o Rubio, sino Colom, Vázquez, Beirán o Vidal. Esta nueva etapa le está sirviendo para redescubrir un baloncesto casi olvidado, tanto por nivel como por contexto. Acostumbrada a tener el mejor equipo de Europa (o uno de los dos o tres mejores) y que el sufrimiento fuera una excepción, ahora todo está más igualado y cuesta más. Y más que va a costar cuando empiece la segunda fase después del verano. Antes queda el partido del lunes contra Montenegro y la ventana de final de temporada, ya con los Euroliga y quizá algún NBA.
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