Jorge Hernández Fernández: ¿El Barça de Pesic o el de Bartzokas? Festín del Real Madrid en el Palau
El Real Madrid llegó al Palau Blaugrana pensando que iba a encontrarse con el mismo FC Barcelona Lassa que el domingo pasado le ganó la final de la Copa del Rey. Un nuevo Barça entrenado por Svetislav Pesic construido desde una gran defensa, un Barça feliz, como reconocieron varios de sus jugadores tras ganar el título en Las Palmas de Gran Canaria. Lo que se encontró, en cambio, fue un equipo que no puso resistencia, con una defensa desastrosa y un ataque no mucho mejor. Eso lo aprovechó el Madrid para ganar por 74-101 y no descolgarse de los primeros puestos de la Euroliga. Justo lo contrario que el Barça, que sigue penúltimo.
Pasado el subidón de la Copa, el Barça de Pesic volvió a parecerse al de Sito Alonso. O al de Georgios Bartzokas que la temporada pasada perdió en casa por 39 puntos ante el Real Madrid. El partido de este viernes recordó mucho aquel. Se notaron mucho las bajas de Pau Ribas, Pierre Oriola y Rakim Sanders, cuyos sustitutos no estuvieron a la altura (lo de Phil Pressey ya no tiene justificación), pero el cambio en solo cinco días fue abismal.
¿Cómo es posible que un equipo muestre dos caras tan diferentes en tan poco tiempo? Es cierto que la semana posterior a ganar un título no es sencilla. Está llena de compromisos y seguramente no se entrena como se debería, ni en cantidad ni en calidad. El cansancio de haber jugado tres partido en tres días el fin de semana anterior también influye, pero las piernas de los madridistas estaban igual de cansadas.
El Barça, a estas altura de la temporada, ya no se juega nada en al Euroliga, pero los partidos contra el Madrid son de los más importantes sea cuál sea su clasificación y la competición en la que se juegue. El Barça de este viernes volvió a las andadas, y la consecuencia fue que se llevó un repaso de un Real Madrid que a la motivación habitual de un duelo contra el Barça sumó que solo cinco días antes había perdido un título ante el máximo rival.
Todos esos elementos, la descomprensión azulgrana y la excitación madridista, dio como resultado un resultado pocas veces visto. El Madrid pasó por encima de su rival desde el primer minuto, con un Jaycee Carroll que aprovechó su titularidad para dinamitar el aro rival desde el primer cuarto. El escolta fue uno de los seis jugadores del Madrid que alcanzaron la decena de puntos. Los otros fueron Felipe Reyes, Fabien Causeur, Anthony Randolph, Gustavo Ayón y Facundo Campazzo (no fue el partido de Luka Doncic).
El base argentino, que ya brilló en la Copa, consiguió 11 puntos, 9 asistencias y 3 robos y fue el mejor del Madrid, muy superior a su rival en todos los aspectos del juego: cogió 38 rebotes, 15 más que el Barça, y repartió 25 asistencias, 12 más.
El regreso de Gustavo AyónVictoria aparte, quizá la mejor noticia para el Real Madrid fue el nivel mostrado por Anthony Randolph y Gustavo Ayón, que jugaron sus mejores partidos desde que reaparecieron tras sus lesiones. El estadounidense terminó con 16 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias, mientras que el mexicano finalizó con 10 puntos, 8 rebotes y 3 asistencias.
La diferencia entre uno y otro es que el primero regresó hace casi un mes y el segundo lo hizo el pasado domingo en la final de la Copa, cuando jugó unos minutos en el segundo cuarto. En ese partido se le notó un poco perdido, normal tras más de tres meses de baja por una lesión en el hombro, pero este viernes dio una imagen muy diferente. Pareció el Ayón de siempre, determinante en las dos canastas. Por mucho que le haya dado Tavares al equipo en su ausencia, ningún pívot madridista tiene el nivel del mexicano.
Las lesiones de Randolph (de baja por un problema en el pie) y Ayón no son comparables, pero sus casos sirven para mostrar que cada jugador tiene su proceso. Al estadounidense le ha costado coger el ritmo mucho más que al mexicano, por lo visto contra el Barça. En unas semanas regresará Sergio Llull, que sufrió una lesión más grave que las de sus compañeros, y pasará también por ese proceso de adaptación. Lo más normal es que sea incluso más largo que la de Randolph y que tarde en recuperar su mejor versión. Pero con él nunca se sabe.
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