Jorge Hernández Fernández: Guía de las Finales NBA: Las 10 claves del Lakers vs Heat, por Andrés Monje
Los Angeles Lakers y Miami Heat se medirán en las Finales de la NBA. Una eliminatoria inédita para cerrar una temporada consulsa, con dos equipos que han demostrado su autoridad en sus respectivas Conferencias. Los angelinos se deshicieron de Blazers, Rockets y Nuggets por el mismo marcador (4-1), mientras que los de Florida barrieron a Indiana (4-0), para después sorprender a Bucks (4-1) y Celtics (4-2).
Explicamos diez de los detalles a seguir en la serie por el título. Cómo juega cada equipo, aspectos en los que fijarse, jugadores clave, variantes tácticas… todo lo necesario para seguir con máximo detalle las Finales.
10 claves para seguir las Finales de la NBA
¿Cómo atacan los Heat?
El ataque a media pista de Miami tiene dos elementos básicos. El primero es su fantástico espacio ofensivo. Erik Spoelstra apuesta por formatos de un solo interior en pista, rodeado de amenazas al triple y buena ocupación de las esquinas. Durante los Playoffs, el 44% de los tiros intentados de campo en Miami han sido triples, un dato incluso superior al de fase regular (42%).
Y aunque su acierto ha bajado al 36%, la variedad y calidad de los tiradores obliga a la defensa a abarcar mucho espacio, despejando la zona y obligando a los interiores rivales a abandonar muy a menudo el aro. Miami tiene un ataque con múltiples amenazas permanentes, lo que desemboca en un estrés defensivo constante: nunca sabes del todo quién puede ejecutar.
El segundo punto clave es la calidad de su movimiento sin balón. Miami es el equipo que más acciones de pases a la mano (handoff) utiliza y lo hace con buenos resultados (por encima del punto por posesión en fase regular y 0.93 en la fase final). Pero las situaciones de cortes también son muy habituales, solo los Lakers las están usando más en Playoffs (luego explicaremos cómo). ¿Qué tienen en común ambas secuencias?
Que Bam Adebayo ejerce como principal generador, ubicado (preferentemente) en línea de tres o los codos de la zona. Y desde ahí conecta con los cortes de exteriores para crear la ventaja: bien dando el balón mientras pone la pantalla con su cuerpo y desconectar al par de su compañero de la jugada (estas acciones son especialmente letales con Tyler Herro o Duncan Robinson, por habilitarles el tiro); o bien con su mejoradísima lectura del pase ante situaciones de bloqueos indirectos de compañeros que deriven en ventaja (estas mucho mejores para manejadores como Jimmy Butler o Goran Dragic).
La química entre Adebayo y Robinson es brillante en esas acciones de handoff, hasta el punto de haber sido la pareja más eficiente de la NBA esta temporada en esas jugadas (1.22 puntos por posesión):
¿Cómo afecta eso a los Lakers?
Los Lakers disponen de especialistas en la defensa individual, uno contra uno, en su perímetro (Kentavious Caldwell-Pope y Danny Green podrían ser marcas directas de Goran Dragic y Jimmy Butler, por ejemplo), pero el sistema de Miami fomenta la acción sin balón más que desde el bote, por lo que exige una armonía y atención defensiva mucho mayores. Un error de concentración, un desajuste de medio segundo, puede generar una bandeja o un triple liberado para un especialista de los Heat.
Dicho de otro modo, contar con especialistas sobre el balón siempre va a ayudar (de hecho es más que recomendable tenerlos), pero lo particular del ataque de los Heat complica el reto de defender, porque exige una lectura y reacción constantes, no solo talento sobre un par concreto.
El equipo de Frank Vogel no ha sido excelente defendiendo la línea de tres esta temporada (algo a tener en cuenta estas Finales), pero en cambio sí condicionando los ataques: el 15.6% de los ataques rivales en Playoffs han terminado en pérdida de balón (generando por encima de 18 puntos por partido a raíz de ellas). Y además han venido haciendo 15 ‘deflections’ (intercepciones de balón sin llegar a recuperarlo) por encuentro.
Es un equipo que molesta líneas de pase porque tiene inteligencia, tamaño y manos rápidas en múltiples situaciones. Eso puede crear inseguridad en determinadas acciones de los Heat a media pista, sobre todo porque uno de los aspectos en los que más énfasis dará Spoelstra a sus jugadores será la transición defensiva.
Luego abordaremos este asunto con mayor detalle, pero básicamente el consejo del técnico será ‘si les dejamos correr, estamos muertos’. Y no sin razón. Miami ha conseguido limitar sus pérdidas en la fase final (por debajo del 14%) y de hecho hizo un espectacular trabajo ahí ante Boston (dato inferior al 12%). Pero ante los Lakers será más importante que nunca.
¿Quién se empareja con Adebayo? ¿Pueden jugar los Lakers con dos grandes?
La respuesta obvia a lo primero es Anthony Davis, uno de los mejores defensores de la Liga. Pero existen algunas consideraciones a recordar. En primer lugar, Davis ha disputado solo el 40% de sus minutos este curso (en fase regular) como ‘cinco’, una cifra que solo ha subido al 55% en la fase final. Es decir, se le ha solido acompañar de otra presencia interior que le descargue de trabajo y contactos cerca del aro, para permitirle acudir con más libertad a las ayudas, donde su longitud y timing resulta diferencial. Davis ha preferido siempre no jugar de cinco a tiempo completo y solo lo hará si es estrictamente necesario (spoiler: ojo, que esta vez podría serlo).
Eso puede hacer pensar que Vogel querrá apostar, al menos de inicio, por mantener su estructura y salir con Davis como cuatro. JaVale McGee está teniendo un peso casi residual en los Playoffs pero Dwight Howard sí está teniendo impacto en los partidos. Y de hecho realizó una interesante labor ante Denver y ante Jokic. ¿Va a ser suficiente ante Miami?
Howard tiene el tamaño y el poder atlético para molestar las líneas de pase de Adebayo, pero en condiciones normales, con un ataque tan dinámico como el de Miami (mucho más exigente que el 2×2 recurrente del que nacía la ofensiva de Denver) y lejos del aro, puede perder valor para tramos largos de partidos. Como recurso, puede ser muy útil como ‘enforcer’. Como hábito, parece difícil imaginarlo.
Porque, además, apostar por un formato ‘grande’ (con dos interiores) obliga a que Anthony Davis deba estar o bien persiguiendo exteriores cortando por el perímetro o bien aislado en una esquina. A los Lakers no les interesa ninguna de las dos cosas. Ni que se le machaque físicamente atrás ni que se saque de las acciones al que es su mejor defensor. Y con eso parece responderse a lo segundo, si pueden jugar con dos pívots al mismo tiempo. Lo más natural es que si lo hacen sea solo en tramos puntuales.
Eso invita a pensar que la solución a medio plazo en la serie es Davis sobre Adebayo, ya que es lo suficientemente bueno para el reto de limitar el impacto de Bam y permite, de paso, formatos más versátiles para controlar el espacio ofensivo de Miami. Puede ser uno de los grandes duelos de la eliminatoria (y sí, también lo será en el otro lado de la pista).
¿Cómo atacan los Lakers?
Siempre que sea posible, el equipo de Vogel intentará abusar de la transición. Es su mandamiento número uno. Están pudiendo activar transiciones en cerca de una de cada cinco jugadas, produciendo datos soberbios (1.16 puntos por posesión). Es un equipo básicamente intratable cuando puede correr, porque va lanzado por dos genios creativos (LeBron James o Rajon Rondo), tiene un interior absurdamente bueno a campo abierto (Anthony Davis) y sus secundarios tienen interiorizados los automatismos para castigar ahí.
Por eso, como se ha comentado anteriormente, es un equipo que arriesga en su defensa para forzar la pérdida rival y poder atacar a campo abierto. Es un bloque con protectores de aro (Davis, Howard o McGee son excelentes taponadores para corregir en última instancia un error defensivo) y que puede permitirse ese riesgo extra.
Cuando no puede correr, a media pista, el cuadro angelino sigue un plan distinto al de Miami. Sus prioridades son otras (terminar en la zona, donde promedia 50 puntos por partido, tope en la Liga; o castigando la segunda opción con el rebote de ataque, ya que capturan casi el 30% de balones en aro ajeno).
Y para ello buscan más a menudo para sus estrellas situaciones de ‘mismatch‘ (quedar emparejado con la pieza más débil de la defensa rival) o de poste bajo (Davis ejecuta más y mejor ahí, pero James es mucho más eficiente creando tiros para el resto). Desde ahí producen las ventajas (sí, se siguen produciendo ventajas allí, aunque no siempre ejecutándolas desde ahí), porque son dos desequilibrios individuales muy marcados.
De hecho, la rutina de cortes de los Lakers es excelente, sobre todo cuando LeBron recibe ayudas en poste bajo o una vez penetra. Ellos son el inicio de casi todas las ventajas. No extraña que cuando coinciden en cancha los Lakers superen a sus rivales por 15 puntos cada 100 posesiones.
Como se puede intuir a partir de lo anterior, el trabajo de Adebayo (única opción posible ante Davis) será muy determinante para limitar la aportación de ‘La Ceja’. Pero dada su importancia, un hipotético escenario de cargarse con faltas personales resultaría un drama para los Heat. Adebayo es simplemente imprescindible para los Heat, por su peso ofensivo (explicado previamente) y su marca directa ante Davis. Y eso puede influir, de hecho, en la circunstancia de que a Miami no le interese cambiar asignaciones cuando eso implique alterar esa marca Los Heat asumen muchas veces el cambio entre pequeños rivales y Adebayo. Pero dejar a Davis ante otro defensor de Miami puede no ser buena idea para ellos.
Eso sí, el espacio ofensivo de los Lakers es más pobre que el de Miami. En fase regular los Lakers fueron uno de los diez equipos con menor volumen de triples y uno de los diez peores en acierto. Durante los Playoffs han mantenido su acierto (en torno al 35%), elevando ligeramente su volumen (al 38% de triples sobre el total de tiros), pero puede ser un problema ante un equipo como Miami, sobre todo si los Heat colapsan la pintura.
Los Lakers tienen una muy alta dependencia exterior de Kentavious Caldwell-Pope y Danny Green. Y si bien el primero está anotando el 47% de sus triples en catch&shoot (excelente dato), el segundo está en solo un 35% en ese mismo tipo de tiros. Alternativas como Rajon Rondo, Markieff Morris o Kyle Kuzma son más inconsistentes. Pueden tener buenos porcentajes pero en volúmenes inferiores de tiros. Y esa es una situación peligrosa, básicamente por un motivo: Miami sabe dónde debe apuntar.
Los Lakers tienen la pareja más dominante de la Liga. Tanto LeBron James como Anthony Davis crean ventajas y son autosuficientes buena parte del tiempo, pero ante una posible sobrecarga defensiva concederán tiros abiertos a sus compañeros. Tiros que estos necesitan anotar para castigar las ayudas de Miami. Los Lakers están metiendo el 38% de sus tiros liberados (con un defensor a al menos un metro de distancia del lanzador) en los Playoffs, un dato que deben mantener o mejorar ante Miami.
¿Puede ser la zona la respuesta de Spoelstra?
Miami es, con diferencia, el equipo que más posesiones defensivas ha empleado en zona esta temporada. Y de hecho las variantes ahí han resultado claves en la serie ante Boston, que ha tenido problemas para reaccionar primero y para superar el tamaño y actividad de Jimmy Butler y Jae Crowder en la primera línea después. El acordeón funciona y las alternativas también.
Con un equipo como los Lakers enfrente, de enorme poder atacando el aro y más inconsistencia en el tiro, la zona parece una opción más que interesante. Y es posible que Spoelstra la plantee. Pero si bien podría ser la solución, atascando la ofensiva de los Lakers y obligando a malos tiros, hay que tener presente un aspecto. A la hora de atacar una defensa zonal se pide la ocupación del poste alto, para ganar el espacio y generar ventaja desde ahí. Ese rol parece encaminado a ser ocupado por Davis.
Davis es un gran receptor ahí (tiene gran tamaño y es muy rápido), pero además es un más que solvente pasador y está anotando el 51% de sus tiros desde la media distancia, un dato salvaje considerando que en fase regular apenas conectaba el 35%. Si Davis gana la posición en poste alto y está fino, ya sea con el tiro la distribución, puede agujerear esa zona. Eso no quita que Miami deba intentar plantearla, a buen seguro, en determinados momentos de la serie. También para obligar a los Lakers a reajustar sus planes.
Los Heat preferirán que la serie esté en manos de los porcentajes exteriores de los secundarios angelinos, por supuesto. Lograr eso sería un triunfo. Pero incluso con problemas en su tiro exterior, el impacto global de las dos superestrellas de los Lakers podría encontrar atajos a sus problemas.
¿Cómo afrontar la marca de LeBron James?
Incluso con el fantástico nivel que está ofreciendo Rajon Rondo como generador cuando James no está en cancha (cubriendo una de las grandes carencias colectivas: la falta de distribuidores desde el bote), la dependencia que tienen los Lakers de él es masiva. Pero en su favor, al menos en el de su físico, existe un dato muy revelador.
Nunca en su carrera James había promediado menos de 38 minutos por partido en Playoffs. Y de hecho solo en dos campañas bajó de los 41 de media. Sin embargo LeBron se ha plantado en estas Finales promediando solo 35 minutos por encuentro. Menos que nunca. Cuando ha decidido cambiar de marcha y ser agresivo, activar su ‘modo ataque’, se le ha visto imponente. Y habiendo podido descansar más que nunca antes llegados a este punto, debería poder hacer un sobreesfuerzo en la serie.
James sigue siendo un monstruo encarando el aro (76% de acierto en la zona restringida), además de uno de los más brillantes pasadores de la historia. Una máquina de generar ventajas. Pero Miami buscará exponer la única posible kryptonita de su juego: los tiros en suspensión. James está metiendo solo el 40% de sus tiros de media distancia y el 29% de sus triples tras bote. Muy pocas personas en la NBA actual conocerán mejor a LeBron que Spoelstra, que le dirigió cuatro años. Y convertirle en un tirador puede ser lo mejor que espere plantear el técnico de los Heat. ¿Es capaz de ganarte James incluso así? Claro. ¿Es intentar que lo haga lo más sensato? Seguramente también.
Más allá de asignaciones individuales, que deben ir cambiando (Jae Crowder, Jimmy Butler y Andre Iguodala se pueden alternar), el plan debe ser colectivo. Los Lakers buscarán el ‘mismatch’ de forma constante, para dejar a Dragic, Herro o Robinson emparejado con James. Si los Heat ceden a esos cambios, será difícil sobrevivir a no ser que se le flote demasiado. De ahí el peso de su tiro.
Buscando su cuarto anillo y con la descarga de Davis al lado, James es consciente de la oportunidad que tiene por delante. Se ha de esperar su versión más intensa y agresiva.
Butler y Dragic en caso de necesidad
Los Lakers no se han medido estos Playoffs a una defensa del potencial de la de Miami. Pero distinto es el escenario en el otro lado de la cancha, ya que durante su paso por la fase final han superado a tres de los seis mejores ataques de la NBA (Blazers, Rockets y Nuggets) durante la fase regular. Los angelinos fueron la tercera mejor defensa antes de Playoffs y sus datos atrás, pese a la dureza de sus rivales, son mejores que los de Miami en el apartado defensivo también durante los Playoffs.
Es un equipo con talento defensivo pero también muy trabajado, mérito de un técnico especialista en esa materia que ha sabido alinear a sus jugadores en una causa común: todo nace del compromiso atrás. Eso puede derivar en que, pese a la dificultad también del reto que presentan los Heat, los Lakers puedan llegar a limitar en ciertos tramos el torrente ofensivo de su rival.
En esos momentos de necesidad tendrán que aparecer dos hombres en Miami: Jimmy Butler y Goran Dragic. El primero está ejerciendo como líder, sabiendo cuándo y cómo aparecer. Butler ha anotado 39 puntos en el ‘clutch’ (últimos cinco minutos de partidos con diferencias máximas de cinco puntos), junto a Jamal Murray el mejor dato de la Liga. Lo está haciendo con excelentes porcentajes, además. Cuando aparece al final, está siendo decisivo. Y es un jugador capaz de afrontar todo tipo de retos defensivos, por lo que no sería de extrañar verle pedir la asignación directa de James en determinados tramos.
El segundo, agente libre este otoño, está haciendo una fase final también sensacional. Dragic lidera a los Heat en anotación (21 puntos por encuentro), ejerciendo como cuchillo de un sistema que en ataque libera la zona de cuerpos para que, entre otras cosas, aparezcan jugadores como él.
Si se llega a un punto de reducción del sistema ofensivo, la respuesta será individual. Y en Miami esta debe apuntar a sus dos hombres con mayor desequilibrio, experiencia y carácter. Buena parte de las aspiraciones de Miami reposarán también sobre la respuesta, en tramos adversos, de Butler y Dragic.
Secundarios con foco
Lakers y Heat son dos equipos construidos bajo jerarquías diferentes. En los primeros el impacto, a cualquier nivel, de James y Davis está omnipresente, llegando incluso a ser peligroso en tramos en los que alguno de ellos pueda estar controlado o ausente. En los Heat, un equipo sin ese grado mayúsculo de desequilibrio individual, es más recurrente la irrupción de secundarios ‘inesperados’ para decantar la balanza.
De todas formas, hay nombres de sobra que pueden tener impacto en estas Finales.
Por parte angelina, sobresalen (más allá de todos los citados hasta ahora en esta Guía) Rajon Rondo, como elemento disruptivo en defensa y posible punto de revolución de partidos en ataque; Alex Caruso, como principal fuente de intensidad de la segunda unidad de los Lakers; y Kyle Kuzma, llamado en su escenario ideal a ejercer como tercer anotador y principal desahogo, en lo individual, a la pareja estelar.
Entre los Heat las opciones son múltiples, pero del acierto exterior de Jae Crowder (43% de acierto en triples ante Milwaukee, pero solo 23% ante Boston), el peso en lo creativo de Tyler Herro (con una progresión significativa a la hora de asumir responsabilidades desde el bote y en la dirección de juego) y la respuesta al recambio de Adebayo, que bien pudiera ser Kelly Olynyk (con el fin de sacar del aro incluso más al pívot rival), pueden partir las opciones del equipo gobernado por Pat Riley.
La experiencia, ¿como factor?
A excepción de Andre Iguodala, ningún jugador de los Heat ha disputado nunca unas Finales NBA. Y si bien es cierto que las seis seguidas de Iguodala impresionan, su labor de mentor deberá contagiar rápidamente al resto. Varios de sus compañeros clave tienen muy poca experiencia a estos niveles, por ejemplo Adebayo disputa sus segundos Playoffs, mientras que Herro y Robinson se estrenan este año.
Enfrente, LeBron James disputará sus décimas Finales de la NBA, siendo pieza angular en todas ellas. Y aunque Anthony Davis nunca ha estado tampoco compitiendo a estas alturas de campaña, piezas como Danny Green (tres Finales), Rajon Rondo (dos) o Dwight Howard (una) saben lo que es llegar hasta ahí. Y, sobre todo, acumulan muchísimos más partidos de Playoffs que sus rivales.
Del mismo modo que es difícil comparar la relevancia de una fase regular con la de unos Playoffs, las Finales representan otro salto de exigencia para los jugadores. A menudo suelen necesitar malos tragos adversos para aprender y superarlos después. Le sucedió al propio James, de hecho. Llegar y ganar es muy complejo porque demanda una fortaleza mental potentísima. La luz de los focos en las Finales es distinta a cualquier otra.
Si algo ha demostrado Miami durante estos Playoffs es saber gestionar situaciones ante rivales, en principio, más preparados para hacerlo. Pero la prueba definitiva llega al ver a LeBron enfrente. El gran dominador de esta era es la última pantalla del juego para un bloque que, a la vista está, juega sin miedo ni complejos. Pero que, en el fondo, se estrena en el escenario más exigente del mundo del baloncesto.
De Vogel a Spoelstra
No hay excelentes equipos sin excelentes trabajos de sus cuerpos técnicos. A menudo se les olvida, solo cuando fracasan se les piden cuentas a toda velocidad. Pero el trabajo de Frank Vogel y Erik Spoelstra ha sido fantástico durante unos Playoffs en los que sus equipos han sido, con cierta solvencia, los mejores de sus Conferencias.
Ambos comparten preferencia por la pizarra defensiva y el orden, pero mientras Vogel representa una opción de menor intervencionismo en partido y sí una ingente cantidad de trabajo previo, Spoelstra ha ido ganando con los años esa capacidad intervencionista, para tratar de alterar rumbos de partido mientras las cosas suceden. Dirigen dos equipos además distintos en su composición, en sus estilos e incluso en sus jerarquías.
Son unas Finales inéditas pero que no parecen poder plantearse más apasionantes. La batalla está servida.
Disfrutemos de las Finales.
Foto de apertura: Clutchpoints
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